Rafael Abril Avo, la larga lucha por hacer justicia
El ferrocarril tuvo un carácter estratégico durante la Guerra Civil y por eso se militarizó, sufriendo sus trabajadores una dura represión. Un ejemplo que lo ilustra es la “Fosa de los Ferroviarios” (Gumiel de Izán, Burgos) en la que en 2011 fueron exhumados 59 cuerpos.
Rafael Abril Avo (1907-1937) era el jefe de la estación de Clarés de Ribota (Calatayud) de la Compañía del Ferrocarril Santander-Mediterráneo y fue militarizado en su puesto de trabajo desde el comienzo de la guerra. El 17 de septiembre de 1936 le detienen en su domicilio (la estación de ferrocarril) y le encarcelan en el Mercado de Abastos de Calatayud, donde le arrancan el brazalete de militar y el 24 de septiembre de 1937 le fusilan. Sus restos se entierran en una fosa común en del Cementerio Municipal de Calatayud y posteriormente se trasladan al Valle de los Caídos.
Su hija Mercedes, que tenía tres años cuando se quedó huérfana, ha luchado durante muchos años para dar digna sepultura a su padre. En este sentido, se ha presentado a la Mesa de las Cortes de Castilla y León el 11 de febrero de 2020, una Proposición no de Ley para su debate y votación ante el pleno, con el objetivo de identificar y exhumar a los represaliados en el Valle de los Caídos, donde yacen cientos de víctimas.
La historia de Rafael Abril Avo, recogida por Público, es un ejemplo de los miles de personas que fueron depurados, repressaliados y asesinados tras el golpe militar de 1936.